
"El camino para penetrar en los sufrimientos del Hijo es penetrar en los sufrimientos de la Madre. "
Cardenal J. H. Newman.
Sermón para el Dom. III de
V. El Ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Dios te salve, María…
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María…
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María…
V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Después de la meditación de cada Misterio, se reza un Padrenuestro, diez Avemarías y el Gloria
MISTERIOS GOZOSOS (lunes y sábado)
1. La Anunciación y la Encarnación del Hijo de Dios.
2. La visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel.
3. El nacimiento del Niño Jesús en el pobre y humilde portal de Belén.
4. La purificación de la Virgen María y la presentación del Niño Jesús en el templo.
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el templo.
MISTERIOS LUMINOSOS (jueves)
1. El bautismo de Jesús en el Jordán.
2. La revelación de Jesús en las bodas de Caná.
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
4. La Transfiguración en el monte Tabor.
5. La institución de la Eucaristía.
MISTERIOS DOLOROSOS (martes y viernes)
1. La oración de Jesús en el huerto de Getsemaní.
2. La flagelación del Señor, atado a la columna.
3. Jesús es coronado de espinas.
4. Jesús con la cruz a cuestas, camino del Calvario.
5. La crucifixión y muerte de Jesús.
MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles y domingo)
1. La Resurrección del Señor.
2. La Ascensión del Señor al cielo.
3. La venida del Espíritu Santo.
4. La Asunción de Nuestra Señora al cielo.
5. La coronación de la Virgen María como Reina del universo.
. La Santísima Virgen María manifestó a Sta. Brígida que concedía siete gracias a quienes diariamente le honrasen considerando sus lágrimas y dolores y rezando siete Avemarías:
ResponderEliminarPondré paz en sus familias.
Serán iluminados en los Divinos Misterios.
Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de su vida.
Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte; verán el rostro de su Madre.
He conseguido de mi Divino Hijo que las almas que propaguen esta devoción a mis lágrimas y dolores sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos su consolación y alegría.